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Los remedios caseros son prácticas tradicionales transmitidas de generación en generación que buscan aliviar dolencias comunes utilizando ingredientes naturales y accesibles, como plantas, frutas, miel o aceites. Su popularidad se debe a la facilidad de preparación, el bajo coste y la creencia en el poder curativo de la naturaleza. Muchas culturas los consideran una forma de cuidado complementaria, especialmente para molestias leves como resfriados, digestiones pesadas o irritaciones de la piel.
Sin embargo, aunque pueden resultar útiles en algunos casos, los remedios caseros no sustituyen la atención médica profesional. Es importante ser prudente y evitar su uso excesivo o inadecuado, especialmente si se padecen enfermedades crónicas o se toman medicamentos. La clave está en combinarlos con hábitos saludables y consultar siempre a un especialista cuando los síntomas sean persistentes o graves.